Cuando todo parecía tranquilo a nivel político, entre el mundial y los buenos resultados de la selección, de pronto surgieron algunas noticias.

Lo que molesta no es Chávez, Correa, Evo o el mismísimo Kirchner, lo que fastidia es que entre ellos se lleven bien, que se defiendan y unan sus voces, que desaparezcan las diferencias (que las hay y muy notorias) para responder o proponer a los países que se han beneficiado por la separación de intereses que existía entre los países de América Latina. En otras palabras, lo que molesta es que hablen y no obedezcan. De todas maneras, la renuncia es una pésima noticia porque no sólo perdemos a una persona con experiencia en la cancillería, también se trata de alguien respetado por su trayectoria y su impecable ética.
El segundo punto está relacionado con el primero y es la asamblea de Gualguaychú, que finalmente decidió levantar el corte por 60 días para ver qué sucede. Desde el gobierno de Mujica (Uruguay) respondieron con una propuesta: formar una comisión de monitoreo de todo el rio Uruguay, incluso podría sumarse Brasil. Recordemos que el gobierno argentino se sumó a la causa judicial abierta contra varios asambleístas por el corte del puente, luego de que el fallo de la Haya fuera ignorado por los vecinos. De la asamblea mucho no se puede decir porque su reclamo es absolutamente válido, pero sí reflexionar sobre su estrategia. Está claro que hoy bajaron su pretensión de máxima: el traslado de la pastera, algo que era imposible de pensar hace un tiempo. Dato que no necesariamente es negativo, bien puede transformarse en algo muy positivo pero dependerá del futuro que le den a su reclamo puntual. No hay nada mejor que aceptar la propuesta de Mujica y que la asamblea se comprometa no sólo con lo que sucede en Gualeguaychú sino en todo el curso del rio. Los reclamos puntuales, aún cuando cuentan con movilizaciones importantes y el apoyo de los medios, siempre terminan en la nada, se diluyen en el tiempo. Ninguna de esas organizaciones obtuvo algo más que un par de leyes en el Congreso y una palmada en el hombro de aprobación. Lo cual nos deja una enseñanza: si los reclamos puntuales no pueden interactuar con otros sectores para ampliar su sustento social y sumar propuestas, éstos quedarán en la nada. Porque esos reclamos son, en general, expresados en forma negativa ("no queremos la pastera"). Inevitablemente, quedan en una posición de intransigencia que, con el tiempo, los aleja de otros sectores que podrían ayudar. Pero si su compromiso en defensa del medio ambiente es fuerte y claro, debería retomar la propuesta de Mujica e impulsarla lo más lejos posible. No sólo al rio Uruguay, tal vez a toda la provincia y, más tarde, al país (recordando que aún se usa el Glifosato). Es evidente que necesitamos una política medioambiental y no creo que exista nada mejor que la propia asamblea interviniendo en esa política. Es decir: el reclamo puntual es un buen inicio, pero para que no se pierda debe ampliarse y buscar nuevos horizontes, salir de la etapa negativa y comenzar a proponer políticas. Está claro que no contamos con el Estado, nacional o provincial, para este tipo de problemáticas. Sin embargo, es una muy buena noticia que la sociedad asuma el rol vacante y evite la simple indignación. Aún cuando ese camino tenga contradicciones, errores, etc.

Pablo Llentilin
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