Estamos situados a mediados del 1700 y venimos de un movimiento artístico como el rococó que se caracterizaba por su frivolidad y exceso de lujo y riqueza; además, ya pasaron casi 18 siglos desde el nacimiento de Cristo, empezó a aparecer el concepto de “antigüedad”. El burgués, que en esa época se preocupaba sólo por sí mismo, se vió enfrentado por una gran revolución en la ciencia y la filosofía. La Ilustración, que representaba el deseo de los filósofos de la época de Razón (filosofía) racionalizó todos los aspectos de la vida y sustituyó el papel de la religión (como organizadora de la existencia del hombre) por una ética laica que ordenó, desde entonces, las relaciones humanas y llevó a un concepto deísta de la verdad; por lo tanto, aceptaban la existencia de un dios creador, pero negaban la revelación y la providencia.
Estos movimientos filosóficos empezaron a preocuparse por recuperar el pasado y organizaron expediciones arqueológicas que en su mayoría se concentraban en Roma, para recomponer la historia del hombre y sus avances.
Esto sirvió de inspiración a muchos artistas, que se nutrieron de una gran cantidad de influencias de todo el mundo, en ésta época se recibían influencias americanas y/o asiáticas, no todo estaba centrado en Europa. Recordemos que hasta ese entonces, el nuevo mundo estaba tomado sólo como algo muy lejano, pero ya era una sociedad constituida, aunque todavía bajo los reinados de Europa.
Este volver a lo pasado, generó que muchas de las obras de la época se basaran en movimientos anteriores, pero siempre con innovaciones. Es así que por ejemplo en la arquitectura, se construyeron muchos templos con grandes columnas en las fachadas de líneas rectas y simples, casi sin adornos, sólo con relieves, columnas y escalinatas como en el período greco romano, todos muy similares al Partenón o el Coliseo.
Pero uno de los rasgos más importantes, fue que los edificios pasaron a ser más funcionales que representativos. Es por esto que proliferaron las construcciones que pudieran contribuir a mejorar la vida humana como hospitales, bibliotecas, museos, teatros, parques, etc., pensadas con carácter monumental. Esta nueva orientación hizo que se rechazara la última arquitectura barroca y se volvieran los ojos hacia la búsqueda de un modelo arquitectónico de validez universal.
También se podía ver el rechazo a lo decorativo y superficial, en la nueva corriente de decoración de jardines en Inglaterra, que rompía con la formalidad geométrica de los jardines Franceses, llevando a tomar a la naturaleza como parte de lo arquitectónico.
Y algo que marcó un gran cambio en la arquitectura, fue que al haber tanta influencia de todas partes del mundo, el arte oriental se hizo un lugar importante con la aparición de espacios de línea muy simple y la inserción de pagodas y edificios típicos.
En cuanto a la escultura, también en este ámbito se volvió a lo antiguo, ya que tenían muchos objetos encontrados en excavaciones en los cuales inspirarse, además de las tantas colecciones que se habían ido juntando con el correr de lo siglos.
Los escultores trabajaban en su mayoría en mármol blanco, sin policromar, así se imaginaban que eran en un principio las esculturas greco romanas, y mantenían el predominio de la sencillez y la belleza. Así, los escultores de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, crearon obras en las que prevaleció una pureza de línea que los apartó del gusto curvilíneo del Barroco. En todos ellos el desnudo está presente, como deseo de rodear las obras de una cierta intemporalidad. Los modelos griegos y romanos y los temas tomados de la mitología clásica llenaron los relieves de los edificios, los frontones de los pórticos y los monumentos, como arcos de triunfo o columnas conmemorativas.
En cuanto a la pintura, en casi todas se veían una o dos figuras centrales y protagonistas, siempre modelos inspirados en el hombre que nada tenían que ver con la expresión divina, olvidada tanto tiempo atrás. Esto sirve para aclarar que los artistas se basaban en la parte estética de la antigüedad, no en el contenido de las obras.
Los colores se volvieron mucho más intensos y oscuros que en el rococó, que predominaban los pasteles.
También el retrato fue muy fuerte en esa época, tanto en la escultura como en la pintura, tomando como modelo a los dioses romanos, que fueron usados como inspiración. Antonio Canova (1757-1822) representó a Napoleón como Marte (1810, Milán) y a su hermana Paulina como Venus Victrix (1807, Roma).
Y yendo al dato local, ya hablamos de la Catedral Metropolitana con su interior Rococó. Bueno, su fachada es netamente neoclasicista y lo podemos ver en las grandes columnas y escalinatas que rememoran al Partenón.
Está frente a Plaza de Mayo y es un lindo paseo para conocer un poco más de nuestra historia.
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