jueves, 14 de octubre de 2010

Columna de actualidad

Esta semana fue difícil por varias razones, pero fundamentalmente porque la realidad nos obliga a situarnos en un lugar y aceptar todo lo bueno y lo malo que tiene ese lugar. Los mismos que, hasta no hace mucho, hablaban de la Corte K, hoy se rasgan las vestiduras por las declaraciones de Hebe de Bonafini. ¿Todavía tenemos que aclarar qué es el derecho? ¿Nadie se tomó el trabajo de leer la Constitución Nacional? ¿Aún existen ingenuos que piensen que sólo hace falta cumplir las leyes para que todo esté bien?

“Revista de estudios sociales” – Autor: Ignacio Abello – “El concepto de la guerra en Foucault”
“La política es la continuación de la guerra por otros medios”, “El derecho es una cierta manera de continuar la guerra”.
“La guerra, la política y el derecho son tres nociones que se encuentran inscriptas dentro de las relaciones de poder. Las relaciones de poder no son abstractas, sino, por el contrario, son el resultado de relaciones de fuerza concretas que han surgido en un momento histórico determinado. En ese sentido, el poder político surgido de la guerra tiene la función de mantener la relación de fuerza que se daba durante la última batalla, es decir, que la acción de la política es la de sostener las relaciones de poder y dominación que se daban en la guerra y que conducen a la posibilidad de que la política sustituya la guerra, con la condición de perpetuar, por lo menos hasta cuando sea posible, las mismas ventajas que se adquirieron durante el conflicto. Desde esta perspectiva, la política deja de tener ese significado bastante abstracto y, por sobre todo, alejado de los contextos en los cuales se desarrolla, de ser el arte del gobierno del Estado, con lo cual quiere aparecer como neutral y que actúa en beneficio de todos lo que integran la Nación, para adquirir, desde la mirada de Foucault, una función y una acción bien distintas, porque de lo que se trata es de que la política mantenga, a través de su acción, las relaciones de dominación previamente establecidas en el campo de batalla.
Desde esta perspectiva es importante incluir el derecho dentro de las estrategias que se utilizan para mantener la dominación que surgió de la guerra, porque es necesario para el desarrollo y mantenimiento de las nuevas políticas la existencia de un sistema de normas con carácter impositivo que permita, en una legalidad triunfante, sostener las diferencias, las desigualdades, y las exclusiones dentro de un orden de legitimidad”.

Sin embargo, nadie se tomó el trabajo de leer la Constitución, todos aprendieron que “con respetar las leyes ya estamos, somos todos felices”. El derecho es contradictorio y su incoherencia responde al poder político que impulsó las reformas. Por si fuera poco, además de las reformas es necesario que el poder de turno tenga la voluntad de imponer las leyes. ¿Imaginan lo que sería la ley de medios si Macri fuera presidente?
El diario La Nación desconoce que lo sucedido en Ecuador fue un golpe de Estado, Hebe dijo que tenía que tomar el Palacio de Justicia para arrancarles la ley de medios que es del pueblo. ¿Cuál es la diferencia tan grande entre uno y otro? Ah, depende de la ideología. Y siempre habrá alguno que diga: yo estoy en contra de los dos. Perfecto, pero se acuerdan lo que dijimos hace un ratito: “la política deja de tener ese significado bastante abstracto, alejado de los contextos en los cuales se desarrolla, de ser el arte del gobierno del Estado, con lo cual quiere aparecer como neutral y que actúa en beneficio de todos lo que integran la Nación, para adquirir una función bien distinta, porque de lo que se trata es de que la política mantenga, a través de su acción, las relaciones de dominación previamente establecidas en el campo de batalla”. Por lo menos esta vez la marcha a favor de la nueva ley de medios audiovisuales tuvo repercusión mediática. Por el secuestro seguido de muerte de un joven fueron mil personas a Plaza de Mayo (lo mataron porque nadie respondió a su pedido de auxilio, creyeron que era un ladrón ¿De dónde sale tanto miedo?), a la marcha frente a Tribunales fueron 50.000 personas.

La CTA es un reflejo extraordinario de lo que son, y hacen, los sectores progresistas en la Argentina. Micheli ganó por los votos de Milagros Salas, Micheli es “antikirchnerista” como le gusta titular a Clarín, Milagros Salas declaró estar a favor del modelo kirchnerista, pero sus votos le dieron el triunfo al candidato alejado del Gobierno Nacional. Una vez el resultado en la mano – Milagros Salas – decide retirarse de la CTA; por lo tanto, Micheli ganó con los votos de un sector que apoyaba expresamente, en la política a nivel nacional, a su contrincante y, peor aún, el sector que le dió el triunfo se retira de la Central. Estas cosas pasan en Argentina nada más, en donde todos piensan que la política es “el arte del gobierno del Estado y actúa en beneficio de todos los que integran la Nación”.

Pero todo esto no sería nada, si no dijéramos unas palabras sobre Rafael Correa y Ecuador. ¿Es necesario recordar la vida política de la región? A veces parece que siempre estamos repitiendo lo mismo, que aburrimos, pero resulta que cada vez que lo decimos la cara de sorpresa en el oyente es idéntica, como si nunca hubiera escuchado cosa semejante. En el año 2002, Venezuela sufrió un golpe de Estado. Por unos días el presidente que más elecciones democráticas ganó en la última década a nivel mundial, estuvo fuera de su cargo. Los medios de comunicación no sólo apoyaron al gobierno de facto, sino que participaron de la conspiración (grabaron declaraciones de funcionarios de facto, diciendo cosas que aún no habían sucedido para luego transmitirlas en el momento oportuno, algunas de ellas incluían la “consternación ante la muerte de manifestantes”, es decir, estaba decidido que habría muertes). ¿Se acuerdan de Evo Morales? Bolivia sufrió por meses la amenaza de secesión, división del país, allí también las “fuerzas del orden” mataron manifestantes desarmados. ¿Recuerdan que una marcha indígena fue atacada por la policía de los Departamentos enfrentados a Evo? En Paraguay, Fernando Lugo denunció varios intentos golpistas, tal vez después de lo sucedido en Ecuador todo quede para más adelante. En Honduras, los militares entraron a la residencia del presidente y lo secuestraron, lo sacaron en pijamas y lo dejaron fuera del país. La ONU reaccionó tarde, la situación se legalizó mediante elecciones que obviamente excluyeron al presidente derrocado.
Todo esto sucedió entre los años 2002 y 2010 en América Latina. No es la crónica de la década del 70. En Ecuador secuestraron al presidente, le arrojaron gases lacrimógenos, tuvieron que hospitalizarlo. Estuvo rodeado de policías golpista todo el día. Su guardia personal se enfrentó varias veces con quienes querían presionar o amenazar al presidente. El helicóptero y avión que suele usar Correa fueron rodeados, los medios nacionales que transmitían declaraciones del presidente sufrieron intentos de intervención. Como siempre, hay muertos y heridos. Todo esto pasó el jueves de ésta semana. No es la historia de un país latinoamericano de 1960 ó 1970.
Mientras tanto, en la Argentina, el progresismo sigue jugando a la política. El senador socialista Rubén Giustiniani, se retira del recinto justo cuando se vota el “servicio cívico voluntario”. Una increíble deformidad, hasta del buen gusto. Los jóvenes en riesgo pueden asistir a los cuarteles para recibir educación, aprender un oficio y pautas de convivencia supongo. O podríamos decir que, metemos a los jóvenes en los cuarteles no porque atraviesan una situación de riesgo, sino porque la sociedad los considera un riesgo. Los lazos de solidaridad se han roto, esto que fue una consecuencia de las políticas liberales es, hoy, sostenido y reforzado por el accionar y la omisión de la misma sociedad. La discriminación y la exclusión son las causas más importantes de la inseguridad. Pero nosotros seguimos jugando a la política, total….

Pablo Llentilin

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