domingo, 25 de abril de 2010

Columna de Literatura

¿Qué traje para hoy? Traje a los ojos como tema.
Se me ocurrió que una buena manera de reestrenar esta columna es poniéndole pasión, así, de entrada. Para dejar en claro que hacemos este programa apasionadamente.
Y entonces, a partir de la frase de Neruda: Te miré como jamás volverán a mirarte ojos humanos, que me parece que es la más feroz y terminante frase de posesión amorosa no carnal que leí o escuché en mi vida, decidí que se podía hacer un interesante recorrido por la poesía que tiene que ver con eso, con las famosas y bastante trilladas ventanas del alma. Un tema que puede ser lo más cursi del mundo, como veremos, o puro fuego.

Te miré como jamás volverán a mirarte ojos humanos tiene como una fuerza de plantar bandera allí, sin tocarla, conquistando territorio simplemente con una mirada, una mirada contundente, posesiva, estremecedora.
La cosa viene de antes, porque empieza diciendo: ... te alcé en mis brazos y te clavé en mis besos...

Neruda también dice:

Bésame / muérdeme, / incéndiame,
que yo vengo a la tierra
sólo por el naufragio de mis ojos de macho
en el agua infinita de tus ojos de hembra!

Era un tipo muy dominante, y parece que a las mujeres eso les gustaba, porque sus amores fueron todos incendiarios. Y claro, quién se hubiera podido resistir a semenjante pasión arrolladora...
Y como se ve, los ojos eran muy importantes para Neruda, la fuerza de los ojos.
Les cuento, por si no lo saben, que el ídolo de Neruda era Baudelaire, capaz de escribir lo siguiente:

¿Bajas del hondo cielo o emerges del abismo,
belleza? Tu mirada, infernal y divina
confusamente vierte crímen y beneficio
por lo que se podría al vino compararte.
Eso lo dice en el siglo XIX, en París, en su "Himno a la belleza", y como ven también habla de los ojos, pero en este caso de los de ella, la destinataria de su admiración.

Aquellos ojos verdes
de mirada serena
dejaron en mi alma
eterna sed de amar.

... Dice un famoso bolero que todos conocemos.
Mientras haya unos ojos que reflejan los ojos que los miran... dice Bécquer, afirmando que mientras eso ocurra,  mientras haya unos ojos... habrá poesía.
El tango, en cambio, trata a los ojos con inocencia, por ejemplo en "Ojos negros", que es un tagazo pero mucho más por la música, de Vicente Greco, porque la letra... mucha poesía no tiene:

Como divinos luceros
son tus ojos negros
dignos de admirar.

Así que mejor volvamos a los ojos como los tratan los poetas.Esto dice Césare Pavese, lejos del romance pero no por eso menos apasionado:

Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como dejar un vicio,
como ver en el espejo
asomar un rostro muerto,
como escuchar un labio ya cerrado.
Mudos, descenderemos al abismo.

César Vallejo, mi poeta preferido, también se refiere a los ojos, pero como un reflejo del horror, del dolor:

Y el hombre... Pobre... Pobre! Vuelve los ojos
como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos y todo lo vivido
se empoza, como un charco de culpa, en la mirada.

Así que mejor terminamos esta columna como la empezamos. Volvamos a Pablo Neruda, el poeta del amor, con este soneto maravilloso:

Si no fuera porque tus ojos...
Si no fuera porque tus ojos tienen color de luna,
de día con arcilla, con trabajo, con fuego,
y aprisionada tienes la agilidad del aire,
si no fuera porque eres una semana de ámbar.
Si no fueras porque eres el momento amarillo
en que el otoño sube por las enredaderas
y eres aún el pan que la luna fragante
elabora paseando su harina por el cielo.
¡Oh bienamada, yo no te amaría!
En tu abrazo yo abrazo lo que existe,
la arena, el tiempo, el árbol de la lluvia,
y todo vive para que yo viva,
sin ir tan lejos puedo verlo todo,
veo en tu vida todo lo viviente.

Bibi Albert

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